Al poeta le sucede el hombre y al
hombre le sucede el poeta. Nada ha sucedido, y a nada va a suceder. Todo sucede:
el yuyo, la piedra y la nube. Tan pequeñas cosas, las cuestiones eternas. Pero
no importa. El poema sonríe a pesar, y quizás a su pesar, siempre todo sigue…Me digo la
verdad/o sea me miéntanos dice. Es el fondo mismo de lo decible, la poesía es
la verdad…
Rodolfo A. Álvarez
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