Esta
historia: por un lado, el joven Pietro de la Chiesa, discípulo del gran maestro
Monterga, aparece desnudo y degollado en un bosque de Florencia; por otro, una
dama portuguesa, misteriosa y extremadamente bella, solicita los servicios de
los hermanos Van Mander para ser retratada en un plazo de tiempo imposible.
Pero aún existe un tercer enigma, por el que cualquier pintor ambicioso
cometería hasta las más atroces acciones, y que revela la composición del color
en estado puro, del cual hablaba Aristóteles; éste está oculto en una clave
numérica entre las líneas de un texto de san Agustín.
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