"Biblioteca Popular Florentino Ameghino, una olla popular libresca para atenuar la hambruna cultural que nos aqueja"

Dante Balestro

miércoles, 8 de octubre de 2014




                              Usted no me lo va a creer de Roberto Fontanarrosa:
La perturbación que un perro callejero provoca en el discurso de seducción en un café, la clase de pintura con desnudo vivo, la catástrofe en que desemboca una cena que un matrimonio organiza para presentarle una candidata a novia a un amigo, son sólo algunas de las tramas a partir de la cuales Fontanarrosa desarrolla su aguda percepción de la condición humana.






              Cazadores de sueños                   
                                                   AL OTOR LADO DEL PUENTE


Poemario de amor, amor por la mujer, por el barrio-Barracas- (siempre digo que el barrio es el remedio de la aldea que trajeron los inmigrantes para protegerse: barrio de los tanos, de los gayegos, de los armenios, de los judíos, de los árabes), por la lucha de los desposeídos aquí y allá. El poema a Irak es, por ejemplo, el allá que Omar López canta ya desde el primer libro. Y ahí, sin pudor, están expuestas sus pasiones.


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                                                    EL RELATO POLICIAL EN LA ARGENTINA
                                                                         Antología critica

Los relatos seleccionados constituyen una muestra suficiente y harto significativa de las principales tendencias de la narrativa policial argentina en los últimos treinta años: son textos de estricta filiación clásica (Rodolfo Wa y Adolfo L. Pérez Zelaschi),un ejemplo contundente de la corriente dura(Eduardo Goligorsky),dos relatos paródicos(Juan Carlos Martini y Jorge Manzur) y otros de abierta inflexión crítica, nada desdeñosos de circunstancias recientes(Elvio E.Gandolfo y Guillermo Saccomanno)





Había una vez....La vida

Había una vez una niña que observaba con ojos ávidos el mundo de los adultos desde un lugar privilegiado: el de la curiosidad y la inteligencia.

Al resguardo del paso del tiempo, Magdalena Ruiz Guiñazú recupera esos años intensos de nuestro país, del mundo y de su vida privada: la infancia, la juventud, los hijos, los nietos. A través de la memoria minuciosa (como si desde niña hubiera sido una cronista atenta), se convierte en testigo de una época, de una clase. De la naturaleza y los paisajes.

En los tonos más variados, desde el encantamiento hasta la alegría inesperada, pasando por la tristeza serena, vemos transcurrir la vida en sus maravillosas descripciones de infancia; con la emoción de una pasado que ya no volverá; en las permanentes preguntas frente a la propia existencia, Magdalena busca la Historia inasible, la belleza y el horror en la alegría de los amores y la sabiduría de la madurez

Recupera esos años intensos de nuestro país.

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